El cáncer de cuello uterino no presenta síntomas en sus etapas iniciales. Cuando aparecen, pueden incluir sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre períodos menstruales o tras la menopausia, flujo vaginal con sangre o de olor fuerte, dolor pélvico y molestias durante el coito. Estos síntomas pueden estar relacionados con otras condiciones, por lo que se recomienda consultar con un médico para un diagnóstico.
La prevención incluye la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), causante principal del cáncer de cuello uterino. La vacuna está recomendada para niñas y niños antes del inicio de la vida sexual y ayuda a prevenir lesiones precancerosas. El uso del preservativo también reduce el riesgo de infección por VPH.
El Papanicolaou es una prueba para la detección temprana del cáncer de cuello uterino. Permite identificar cambios celulares anormales en el cuello uterino antes de que se conviertan en cáncer, lo que facilita un tratamiento oportuno. Se recomienda realizar el examen periódicamente según indicaciones médicas, incluso sin síntomas.
Además del Papanicolaou, se deben realizar chequeos ginecológicos regulares para monitorear la salud cervical y detectar alteraciones a tiempo. La combinación de vacunación, chequeos periódicos y atención a síntomas contribuye a reducir la incidencia y mortalidad por cáncer de cuello uterino.
