
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria y otras funciones cognitivas. En sus etapas iniciales, puede manifestarse con señales como dificultad para recordar eventos recientes, problemas para planificar o resolver problemas, desorientación en lugares conocidos y cambios en el estado de ánimo o la personalidad.
Las personas con Alzheimer pueden presentar dificultades para realizar tareas cotidianas, como manejar el dinero o seguir instrucciones simples. También pueden mostrar pérdida del sentido del tiempo y del espacio, lo que provoca confusión. Estos síntomas no deben ser atribuidos únicamente al envejecimiento normal, ya que su aparición progresiva puede indicar el inicio de la enfermedad.
El diagnóstico temprano permite manejar el Alzheimer y retrasar su avance. Se recomienda que las familias consulten a un especialista si notan cambios persistentes en la memoria o el comportamiento de un ser querido. Las evaluaciones incluyen pruebas cognitivas, análisis médicos y estudios de imagen para confirmar el diagnóstico.
No existe una cura para el Alzheimer, pero hay tratamientos que pueden mejorar la calidad de vida y ralentizar el progreso de los síntomas. El apoyo familiar y la planificación anticipada son necesarios para enfrentar los desafíos que plantea esta enfermedad. Detectar las señales tempranas permite tomar medidas oportunas y acceder a recursos adecuados.
