
Según expertos, reemplazar el azúcar añadido por frutas frescas puede generar transformaciones positivas en el cuerpo en cuestión de días. Aunque al principio es común experimentar fatiga, ansiedad o antojos debido a la dependencia del azúcar, estos síntomas suelen disminuir rápidamente, dando paso a mejoras en la energía, el estado de ánimo y la salud metabólica .
Las frutas contienen azúcares naturales acompañados de fibra, vitaminas y antioxidantes, lo que ralentiza la absorción de glucosa y evita los picos de azúcar en sangre. Esto contrasta con los azúcares añadidos en productos ultraprocesados, que pueden provocar inflamación, resistencia a la insulina y deterioro cognitivo . Además, el consumo regular de frutas se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y metabólicas .
Al eliminar el azúcar añadido, también se pueden observar beneficios en la salud hepática y renal. Estudios indican que reducir el consumo de azúcares refinados disminuye el riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico y la formación de cálculos renales . Además, se ha evidenciado una mejora en la salud de la piel y una reducción en la inflamación general del cuerpo.
Para facilitar esta transición, se recomienda optar por frutas frescas como manzanas, plátanos o frutos rojos, y considerar alternativas saludables como frutas deshidratadas sin azúcar añadida. Estos cambios no solo satisfacen el deseo de sabores dulces, sino que también promueven una alimentación más equilibrada y beneficiosa para la salud a largo plazo.